Las verdades que a veces callo
Los que me conocen me llaman Bob, y vivo en la tierra. Un lugar peligroso, difícil, en el que la única preocupación es vivir, bueno, sobrevivir un día más como se pueda. Esto ha hecho que se haya vuelto un poco menos humana de lo que llegó a ser y de lo que me gustaría que fuese. No viví en la época de la que los más ancianos hablan de oídas, pero pienso que tenía que ser hermoso y agradable el que, sino en todos los casos, la tónica general fuese la de ayudar y respetar al prójimo, preocuparse por el vecino, por cómo le va por si se le puede ayudar en algo y no por si se le puede robar, o por como matarlo si no se deja.
Si, este es mi hogar, la tierra, toda ella, no especifico más porque es así en todas partes y da lo mismo el lugar donde esté, la gran mayoría malvive asustada, y la ley del más fuerte o la del más listo impera en todas partes sin excepción. Quien puede machaca, quien no roba, engaña o muere miserablemente.
En esta tierra como podréis imaginar la moralidad está mal vista, bueno, más bien es difícil de ver. Quien la tiene la esconde hasta que consigue deshacerse de ella, ya que antes o después termina oliendo a cadáver. Nadie se fía de nadie, ni se arriesga a ayudar si no puede sacar nada a cambio, algo que merezca la pena por supuesto, y eso todos lo saben, así que llegamos otra vez a lo de que nadie se fía de nadie. Pero por suerte para mí, parece ser que existe algo que llaman necesidad y desesperación.
No soy ni el más fuerte ni el más listo pero soy paciente, y solo tengo que sentarme a esperar a que los peces vengan.
La puerta blindada se abrió lenta y pesada, empujada por un pequeño pez.
-Buenos días- aun me cuesta decirlo con la gran sonrisa que me exigen.- ¿En qué puedo ayudarle?
La pobre dio los buenos días también con una sonrisa, pero apenas podía disimular los ojos de cordero. Sabía dónde se metía. -Buscaba solicitar un crédito, y me gustaría consultar las condiciones que ofrecen.
El banco donde trabajo es solo uno de los peces grandes, que se alimentan de forma desmedida y sin control de todos los que se atreven a adentrarse en sus fauces, atraídos por los anuncios en internet, televisión, radio… y empujados por la necesidad.
-Enseguida. Si hace el favor de seguirme…- le hice una semi reverencia acompañada de un ligero gesto con el brazo. Me siguió por la sucursal, fastuosamente decorada, hasta un pequeño despacho con un gran ventanal que tiene vistas al hall de la entrada. Y allí, le ofrecí amablemente una de las tres sillas que rodeaban la mesa que se hallaba en el centro, para que no se diga que escatimamos en gastos ni en gestos.- ¿Y en qué cantidad estaba usted pensando?
Mi función es la de cerrar un trato beneficioso para “ambos”. Y la mayoría de las veces ni siquiera he de mentir.
-200.000€
-Bueno, es una cantidad elevada. ¿Tiene usted una nómina?
-No, yo pensaba…- se interrumpió al sacar unos papeles del bolso.
-¿El piso como aval?-directa a las brasas, pensé yo.
-¿Habrá algún problema?
Pero, a veces, recordando la tierra de la que los más ancianos hablan de oídas, no puedo evitar pensar en las verdades que a veces callo, en mis decisiones y en sus consecuencias. Y es en esos momentos cuando sucede una de esas cosas que te hacen sentir bien, que te reconcilian contigo mismo y con el mundo que te rodea, haciéndote posible sobrevivir un día más en esta tierra.
-¿La verdad? Sí, sí habrá problemas.
Woolas Rubenson. Antes que nada gracias por trabajar con el título que imaginé.
ResponderEliminar¿Sabes? Te centraste demasiado en la descripción del contexto. Y no encontré ningún nudo en tu historia.
Siento que apenas estaba comenzando cuando le tuviste que dar un cortón.
Saludos-
Hola, Rubenson. Yo sí considero que tu historia tiene su nudo. Creo que el nudo está en esa encrucijada moral que se le plantea al protagonista, que al final decide actuar en nombre de la verdad.
ResponderEliminarEn lo que sí coincido es en que la introducción es quizás demasiado larga. "Desde Los que me conocen me llaman Bob... hasta" ..."esperar a que los peces vengan" podrías resumir un poquito.
Saludos.
Dicen que la primera frase debe llamar la atención: "Los que me conocen me llaman Bob, y vivo en la tierra (en realidad sería Tierra, ¿no?)." Esta frase ya me dio ganas de continuar, el por qué le llaman así, y por qué dice vivir en la Tierra, y pensé en un extraterrestre... o en un hombre amargado de su vida. Bueno, no estuve muy alejada en ese último. Y la verdad fue una historia que se leyó con abatimiento, lo que debería transmitir, y gratitud porque, pese a estar mal visto, la moralidad se abra paso en la boca de este buen hombre.
ResponderEliminarPD: ME sigue sorprendiendo los textos que acompañan los títulos, ninguno es lo que yo hubiese planteado :P
Me ha parecido bastante interesante cómo has interpretado el título, creo que es un gran relato.
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