HOLA A TODOS

Este blog se ha creado de forma secundaria al blog Adictos a la Escritura, para poder dar cabida a las publicaciones de aquellos miembros que carezcan de un lugar propio.

Un saludo

Sandra

martes, 27 de marzo de 2012

La frase -Autora Aqua-

Julia entró en la sala haciendo repiquetear sus tacones en el suelo de mármol perfectamente pulido. Abrió la puerta y se sentó en su sillón de cuero negro, frente al que, sin mirar, sabía que estaría sentado su paciente desde hace media hora, como cada viernes por la tarde desde hace un mes.
Se llamaba James, tenía el pelo negro alborotado, una camiseta oscura de un grupo poco conocido de Rock´n Roll y una expresión de total nerviosismo.
-Hola James, ¿qué tal todo?
Él se pasó una mano por el pelo, desordenándolo, si cabe, aún más. Hizo un gesto de enfado con las manos, como si se estuviera controlando.
-Me gustaría saber para qué cojones me haces esa pregunta Julia. Mal, mal, infinitamente mal. Como todos los putos viernes. No quiero venir aquí, no estoy enfermo. Sólo perdemos el tiempo, tanto tú como yo.
Julia también se estaba controlando.
-Limítate a contestarme.
-No a esa pregunta.
-Vale, pero ¿me has traído lo que te pedí?
-Sí.- Abrió la mochila, sacó una hoja de papel algo arrugada y se la dio.- Toma.
-Te pedí que resumieras tu “suceso”, pero… ¿en tan sólo una frase? Veamos: El placer de partirle el cuello a un gato sólo podía equipararse a la emoción de sacar otro de la bolsa, para volver a escuchar el “clac”. Vaya…
Su paciente le miró a los ojos de una forma demasiado directa.
-Venga, analízala. Si te atreves.
- Ese es mi trabajo James, analizarte. ¿Tuviste alguna mascota en tu infancia?
-No.
-¿Te maltrataron de alguna forma?
El chico frunció el ceño.
-¿Por qué no hacemos una sesión como las otras? ¿Viendo vídeos de autocontrol? ¿O preguntándome cosas de mi vida? ¿O mejor por qué no me cuentas algo de tu perfecto pasado Julia? ¿De por qué llevas siempre ese ajustado moño? Porque yo te cuento todo lo que me pides, pero tú nunca cuentas nada.
Silencio. De repente, la ira acumulada todos esos días, el autocontrol perfectamente erigido en sus pensamientos, en sus labios y en su lengua, todo eso y mucho más salió a borbotones, junto con la goma invisible que sujetaba perfectamente los largos mechones de Julia.
-¿Sabes qué James? ¡Estoy harta! Vengo aquí y escucho, analizo, como dices tú. Me trago vuestros problemas y les doy solución, pero nadie les da solución a los míos. ¡Mi pasado no fue perfecto joder! ¡Fue horroroso! Mi padre me pegaba, iba al instituto con moratones, pasaba una vergüenza enorme todos los días. Llamaron a casa para ver qué pasaba y les contestó él, drogado, les dijo que le dejaran en paz y que me mandaran a casa si había problemas. Así que me mandaron a casa, supongo que no les importaba lo más mínimo. Cogí la cartera de mi madre y me fui, con dos mudas y algo de comida. El tren más próximo me dejó en casa de una amiga, en la que no me pude quedar. Viví un mes entero en un parque, lavándome de noche en una fuente. Me despertaba casi de madrugada para que nadie me echara. Luego llegó el orfanato, en el que llevar el pelo largo y suelto era casi un suicidio, en el que te pegaban si levantabas la voz y en el que no se podía opinar bajo ningún concepto. Cuando pensé que venían a adoptarme, era él. Mi padre. Me había encontrado. Y venía con una fingida sonrisa y un renovado aspecto. Pero no me lo creí. Cogí mi bolsa de la ropa sucia e intenté ahogarle, cuando íbamos de vuelta a “casa”, pero no pude. Fui débil, tonta. Porque si le hubiera matado entonces no me hubiera dado más problemas. Más tarde usé mi voz para ganarme la vida. Cantando en bares y centros comerciales por unas monedillas, con las que pagaba una habitación minúscula. Y, de nuevo, cuando todo empezaba a ir mejor, él volvió. Por suerte, mientras me violaba la viejecilla que me alquilaba la casa pasó a cobrarme el dinero del mes y lo vio todo por la ventana. Le detuvieron por unos cuantos años y después nada, no sé nada. Con el dinero del juicio terminé mis estudios y empecé una carrera en la universidad, psicología. Me casé. Sigo teniendo miedo en el cuerpo. Tengo una pistola debajo de la almohada y otra junto a la puerta. Cuando me cuentan un caso de maltrato me hierve la sangre y llego al punto de querer asesinarles, a ellos, a los que hacen daño. Pero entonces recuerdo que no fui capaz de ahogarle y creo que no voy a poder hacer nada si se me presenta otro caso delante de los ojos. Mi pasado no fue perfecto James, pero eso depende de a lo que tú llames perfecto. Aunque si debería estar tan loca como para asesinar gatos, no sé si tú sí. Y ahora sal de aquí. No quiero verte más. Yo se lo explicaré a tus padres.
-Al menos me he llevado algo de todo esto.
-Ja, ¿en serio?
-Que por mucho que tu vida esté jodida no hay que quejarse, siempre hay otro con una vida peor.
-Pues sí, has aprendido algo. Adiós James.
La puerta se cerró con suavidad y Julia se secó una lágrima, se hizo de nuevo su moño y se rehízo completamente, o eso pareció, antes de que su siguiente paciente llegara.